Los recursos naturales son los materiales de la naturaleza
que los seres humanos pueden aprovechar para satisfacer sus necesidades
(alimento, vestido, vivienda, educación, cultura, recreación, etc.). Los
recursos naturales son la fuente de las materias primas (madera, minerales,
petróleo, gas, carbón, etc.), que transformadas sirven para producir bienes muy
diversos.
Los recursos naturales se dividen en:
- Renovables
Los recursos naturales renovables son aquellos que, con los
cuidados adecuados, pueden mantenerse e incluso aumentar. Los principales
recursos renovables son las plantas y los animales. A su vez las
plantas y los animales dependen para su subsistencia de otros recursos
renovables que son el agua y el suelo.
Aunque es muy abundante el agua, no es recurso permanente
dado que se contamina con facilidad. Una vez contaminada es muy difícil que el
agua pueda recuperar su pureza.
- No renovables
Los recursos naturales no renovables son aquellos que
existen en cantidades determinadas y al ser sobreexplotados se pueden acabar.
El petróleo, por ejemplo, tardo millones de años en formarse en las
profundidades de la tierra, y una vez que se utiliza ya no se puede
recuperar. Si se sigue extrayendo petróleo del subsuelo al ritmo que se
hace en la actualidad, existe el riesgo de que se acabe en
algunos años.
- inagotables
Los recursos naturales permanentes o inagotables, son
aquellos que no se agotan, sin importar la cantidad de actividades productivas
que el ser humano realice con ellos, como por ejemplo: la luz solar,
la energía de las olas, del mar y del viento.
El desierto del Sahara, por ejemplo constituye un sitio
adecuado para aprovechar la energía solar.
Algunos recursos naturales inagotables:
La luz solar y el aire.
La luz solar, es una fuente de energía inagotable, que hasta nuestros días ha sido desperdiciada, puesto que no se ha sabido aprovechar, esta podría sustituir a los combustibles fósiles como productores de energía.
Algunos recursos naturales inagotables:
La luz solar y el aire.
La luz solar, es una fuente de energía inagotable, que hasta nuestros días ha sido desperdiciada, puesto que no se ha sabido aprovechar, esta podría sustituir a los combustibles fósiles como productores de energía.
Los principales recursos
naturales no renovables son:
a. los minerales
b. los metales
c. el petróleo
d. el gas natural
e. depósitos de aguas
subterráneas.
Clasificación
Existen
varios métodos
de categorización de los recursos naturales; estos
incluyen fuente de origen, etapa de desarrollo y por su renovabilidad. Sobre la
base de origen, los recursos se pueden dividir en:
•Bióticos, los
que se obtienen de la biósfera (materia viva y orgánica),
como las plantas y animales y sus productos. Los combustibles fósiles
(carbón y
petróleo)
también se
consideran recursos bióticos ya que derivan por descomposición y
modificación de
materia orgánica;
y
•Abióticos, los
que no derivan de materia orgánica, como el suelo, el agua, el aire y
minerales metálicos.
El Agua
El
agua, al mismo tiempo que constituye el líquido más abundante en la Tierra,
representa el recurso natural más importante y la base de toda forma de vida.
El
agua puede ser considerada como un recurso renovable cuando se controla
cuidadosamente su uso, tratamiento, liberación, circulación. De lo contrario es
un recurso no renovable en una localidad determinada.
No
es usual encontrar el agua pura en forma natural, aunque en el laboratorio
puede llegar a obtenerse o separse en sus elementos constituyentes, que son el
hidrógeno (H) y el oxígeno (O). Cada molécula de agua está formada por un átomo
de oxígeno y dos de hidrógeno, unidos fuertemente en la forma H-O-H.
En
nuestro planeta las aguas ocupan una alta proporción en relación con las
tierras emergidas, y se presentan en diferentes formas:
- mares y océanos, que contienen una alta concentración de sales y que llegan a cubrir un 71% de la superficie terrestre;
- aguas superficiales, que comprenden ríos, lagunas y lagos;
- aguas del subsuelo, también llamadas aguas subterráneas, por fluir por debajo de la superficie terrestre.
Aproximadamente
97% del agua del planeta es agua salina, en mares y océanos; apenas 3% del agua
total es agua dulce (no salina) y de esa cantidad un poco más de dos terceras
partes se encuentra congelada en los glaciares y casquetes helados en los polos
y altas montañas.
Adaptación
del gráfico presentado en las páginas del Servicio Geológico de
Estados Unidos
Desde
los mares, ríos, lagos, e incluso desde los seres vivos, se evapora agua
constantemente hacia la atmósfera, hasta que llega un momento en que esa agua
se precipita de nuevo hacia el suelo. De esta agua que cae, una parte se
evapora, otra se escurre por la superficie del terreno hasta los ríos, lagos,
lagunas y océanos, y el resto se infiltra en las capas de la tierra, y fluye
también subterráneamente hacia ríos, lagos y océanos. Esta agua subterránea es
la que utlizan los vegetales, los cuales la devuelven después de nuevo a la
atmósfera.
Como
observamos, al volver el agua a la atmósfera se completa un ciclo, que se
denomina ciclo
hidrológico o del agua.
De
esta manera la naturaleza garantiza que el agua no se pierda y pueda volver
siempre a ser utilizada por los seres vivos.
Importancia del agua para la vida. La vida en
la Tierra ha dependido siempre del agua. Las investigaciones han revelado que
la vida se originó en el agua, y que los grupos zoológicos que han evolucionado
hacia una existencia terrestre, siguen manteniendo dentro de ellos su propio
medio acuático, encerrado, y protegido contra la evaporación excesiva.
El
agua constituye más del 80% del cuerpo de la mayoría de los organismos, e
interviene en la mayor parte de los procesos metabólicos que se realizan en los
seres vivos. Desempeña de forma especial un importante papel en la fotosíntesis
de las plantas y, además, sirve de hábitat a una gran parte de los organismos.
Dada
la importancia del agua para la vida de todos los seres vivos, y debido al
aumento de las necesidades de ella por el continuo desarrollo de la humanidad,
el hombre está en la obligación de proteger este recursos y evitar toda influencia
nociva sobre las fuentes del preciado líquido.
El
agua dulce es un recurso renovable pero la disponibilidad de agua fresca
limpia, no contaminada, está disminuyendo de manera constante. En muchas partes
del mundo, la demanda de agua ya excede el abastecimiento; a medida que aumenta
la población mundial, así también aumenta la demanda de agua limpia.
Es
una práctica acostumbrada el ubicar industrias y asentamientos humanos a la
orilla de las corrientes de agua, para utilizar dicho líquido y, al mismo tiempo,
verter los residuos del proceso industrial y de la actividad humana. Esto trae
como consecuencia la contaminación de las fuentes de agua y, por consiguiente,
la pérdida de grandes volúmenes de este recurso.
Actualmente,
muchos países que se preocupan por la conservación, prohiben esta práctica y
exigen el tratamiento de los residuos hasta llevarlos a medidas admisibles para
la salud humana.
Es
un deber de todos cuidar nuestros recusos hidrológicos, así como crear la
conciencia de que el agua es uno de los recursos más preciados de la
naturaleza, por el papel que desempeña en la vida de todos los seres vivos.
El Suelo
Uno
de los principales recursos que brinda la naturaleza al hombre es el suelo, ya
que en él crecen y se desarrollan las plantas, tanto las silvestres como las
que se cultivan para servir de alimento al hombre y los animales.
La
formación de los suelos depende de un largo y complejo proceso de
descomposición de las rocas, en el cual intervienen factores físicos, químicos
y biológicos. La interacción de estos, como factores ecológicos, provoca la
desintegración de los minerales que, unidos a los restos de animales y plantas
en forma de materia orgánica, originan el suelo.
Los
seres vivos intervienen en la destrucción de la roca madre y, además de los
agentes climáticos, toman parte en la mezcla de sustancias del suelo, en su
distribución horizontal, y añaden a éste materia orgánica. Las sustancias de
desecho de animales y vegetales, así como los propios cuerpos de estos al
morir, son las únicas fuentes de materia orgánica del suelo, la cual
proporciona a éste algunos componentes esenciales, lo modifica de diferentes
modos, y hace posible el crecimiento de fauna y flora variadas, que de otra
manera no podrían existir.
Además,
la materia orgánica incorporada al suelo almacena mayor cantidad de energía,
obtenida del Sol por la fotosíntesis, que la materia inorgánica a partir de la
cual se sintetizó. Por consiguiente, los seres vivos contribuyen a la formación
del suelo aportando no solo materiales, sino también energía, tanto potencial
como cinética.
La
presencia de distintos tipos de minerales, las variaciones climáticas, la
altura sobre el nivel del mar, la latitud geográgica y otros factores,
determinan una gran variabilidad de los suelos, la cual se manifiesta en las
características físicas y químicas de estos.
Otros
fenómenos que se presentan en los suelos son el exceso de acidez y salinidad,
los cuales imposibilitan la utilización óptima de los suelos.
Para
evitar la degradación de los suelos es necesario:
- Restituirles, por medio de la fertilización, los nutrientes que van siendo extraídos por las plantas o que son arrastrados por las aguas.
- Evitar las talas y los desmontes desmedidos, así como las quemas, fundamentalmente en las laderas.
- Preparar los surcos, en zonas de alta pendiente, en forma perpendicular a estas, de manera que el agua, al correr, no arrastre el suelo.
- Proporcionar al suelo la cobertura vegetal necesaria para evitar la erosión.
- Evitar la contaminación que provoca el uso indiscriminado de productos químicos en la actividad agrícola
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